DE CAPILLA A SANTUARIO


Esta capilla es el centro de la vida espitritual y religiosa de nuestro pueblo y la Zona Costa por ser nombrada Santuario de Nuestra Señora del Rosario por razones que explica el Código de dercho Canónico referente a los Santuarios Capítulo III, número 1230 que dice:

Numero 1231: se requiere la aprobación de la Conferencia Episcopal para que un Santuario pueda llamarse Santuario Nacional.

Número 1232: corresponde al ordinario del lugar aprobar los estatutos de un Santuario Diocesano; a la Conferencia Episcopal, los de un Santuario Nacional.

Número 1233: se puede conceder determinados privilegios a los Santuarios cuando así lo aconsejen las circunstancias del lugar, la concurrencia de peregrinos y, sobre todo, el bien de los fieles.

Número 1234: en los Santuarios se debe proporcionar abundantemente a los fieles los medios de salvación, predicando con diligencia la Palabra de Dios y fomentando con esmero la vida litúrgica principalmente mediante la celebración de la Eucaristía y de la penitencia, y practicando también otras formas aprobadas de piedad popular.

En los Santuarios o lugares adyacentes, consérvense visiblemente y custódiense con seguridad los exvotos de arte popular y piedad. En este santuario se venera la imagen de la Santísima Virgen Maria bajo la advocación de Nuestra Señora del Rosario. Vocación que difundieron por el mundo los Padres de la orden Santo Domingo, a quien se le atribuye la invención del Santo Rosario.

La virgen del Rosario que se presenta en este Santuario es lo que se llama Imagen de Bulto, por que no es un lienzo y no es toda tallada. Solo tiene cara y manos tallada en madera, y policromada.



Cuenta la tradición que esta imagen fue encontrada en una quebrada del lugar y que desapareció milagrosamente del altar ha donde había sido llevada regresando al lugar donde había sido encontrada, en varias oportunidades, hasta que fue llevada en solemne procesión desde su lugar de origen hasta el altar que quedo definitivamente.
El abuelo de Don Mario Manríquez Don Jorge Andrés Guerra tenia el pelo rubio razón por la cual se lo dejaron crecer y con este pelo se le mando hacer una peluca para la sagrada imagen. Varios años mas tarde una joven lorina llamada Verónica Guerra Guerrero uso su larga y bella cabellera con el mismo objetivo y esta cabellera permanece en la imagen hasta hoy en día.

Rememorando tiempos pasados contaban las Señoras Guerra que en Lora se celebraban las misas con gran solemnidad a principios de este siglo. Había Harmonium que era tocado por ellas o por las entonces niñas Fuenzalida. Unas y otras cantaban el Ave Maria de Mercadante.


Pieza difícil de interpretar, y según la tradición eran infaltables a la salida de misa las vendedoras de Pan de huevo, según relatan los más antiguos de la localidad, cosa que a ellos le contaron sus padres.

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